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IGLESIA DE SANTA MARÍA DEL CASTILLO (FLORES DE ÁVILA) |
Entre los últimos años del siglo XV y primeros del XVI se llevó a cabo una renovación completa de la iglesia que le confirió su aspecto actual con planta de tres naves, doble de ancha y de mayor altura la central. Separan la nave central de las laterales cuadro grandes arcos formeros de granito en cada lado sobre pilares cuadrados, todo perfilado con pomas. En época barroca se añadió, adosada a la parte trasera de la capilla mayor una sacristía, además de sendas capillas en los laterales. También en el siglo XVII se abrieron a la nave del Evangelio dos capillas más, la primera que ocupa el baptisterio y una segunda funeraria, obra de 1618 con la siguiente inscripción: “Johanes de Anzia me fecit”. 1 Las tres naves se cubren con techumbres de madera, con estructura de artesonado la central y de colgadizos las laterales. En la actualidad prácticamente no queda nada de sus elementos originales, ya que se han ido sustituyendo la mayoría de sus piezas. De lo poco conservado se deduce que tuvo decoración policromada con motivos vegetales y de animales fantásticos. 3 También se conserva el coro alto situado en el tramo de los pies que cierra con paneles de madera con celosías que reposa sobre un voladizo hacia el interior del templo que apea sobre una doble serie de ménsulas. Todavía se aprecia en parte de estas ménsulas su decoración pintada a base de una franja vertical en negro enmarcada por otras dos en rojo. También restan algunas de las tabicas originales que cerraban los espacios entre ménsulas y que presentan decoración de tipo vegetal a base de tallos entrelazados y hojas sobre un fondo de color rojo. La parte inferior lleva una línea de perlas negras sobre fondo blanco. Muy perdida también se encuentra la policromía del frente de las vigas que sustentan este frente del coro. Sobre un fondo rojo se distinguen hojas curvadas que posiblemente se completen con tallos entrelazados, al igual que en las tabicas. Un último elemento de interés dentro de esta iglesia de Flores de Ávila lo encontramos en la capilla que abre en el lado del Evangelio del presbiterio. Bajo la advocación de San Zoilo, antes de los Reyes, parece ser que en principio estuvo cerrada con rejas de hierro. Fundación de Diego Flores, se desconoce a que personaje corresponde el enterramiento que ocupa el muro frontal, aunque la tradición dice que se trata del padre del fundador, algo que no se puede confirmar, ya que en el epitafio aparecen los nombres de Andrés y su hijo Jacobus, que no coinciden con aquél. Además, parece ser que el sepulcro no estuvo ubicado aquí en origen, sino que fue trasladado de lugar, al igual que la azulejería del frontal, que además de su colocación desordenada también está incompleta. El sepulcro se compone de tres elementos principales: la escultura yacente, el zócalo de cerámica y el epitafio. La primera es la figura de un guerrero con el casco a los pies y una espada en la mano izquierda que reposa la cabeza sobre un cojín o almohada bajo la cual está el escudo del personaje.
Los azulejos que forman el frontal de cerámica son de distinta procedencia: Sevilla y Talavera, datables, según los estudiosos del tema en el siglo XVI. Pintados a pincel, predominan los colores blanco, amarillo, azul y verde. La temática es mayoritariamente de tipo naturista (follajes, coronas de flores, hojas, jarrones), heráldico (escudo de armas incompleto) y alegóricos (niños tocando el violín, un niño o ángel dormido con la mano en la mejilla y a su lado una cartela que dice “Memento mortis et no pecavis”, otro ángel que se vuelve con una cinta que dice “Memorare innovisima tua et no pecavisis eternum” 11
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