Iglesia de Santa María del Castillo de Rubí de Bracamonte

La iglesia de Nuestra Señora del Castillo de la localidad vallisoletana de Rubí de Bracamonte se emplaza aproximadamente en el centro de su casco urbano, sobre una elevación del terreno donde, a tenor de su advocación debía de existir una fortaleza en tiempos de la repoblación sobre la que se construiría el templo.

Al igual que buena parte de las iglesias del entorno, aparece citada por primera vez en 1250, en el repartimento de rentas de las iglesias de la diócesis de Ávila, a la que entonces pertenecía, y a esa época pertenecen los escasos restos que se conservan de su primitiva fábrica. El aspecto actual del edificio se corresponde con las ampliaciones y reformas que se realizaron en los siglos XVI y XVIII. Su construcción mezcla mampostería y ladrillo con granito y contrafuertes de piedra sillar en la cabecera.

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La primitiva iglesia del XIII tuvo tres portadas que abrían en los muros laterales y en el testero. La situada en la fachada de la Epístola es la actual entrada al interior y nada conserva de su hechura original ya que su aspecto actual corresponde a la reforma de 1739, según consta en la misma. El resto más importante de lo conservado de esa época corresponde a la portad que abría en la fachada del Evangelio, actualmente cegada. Construida íntegramente en ladrillo, cierra en arco apuntado de triple rosca sobre el que se disponen dos frisos de esquinillas entre tres hiladas de ladrillos colocados a sardinel.

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En el centro del testero se localiza una tercera portada, más estrecha que la anterior, con arco también apuntado y de doble rosca. Aunque enfoscada de cemento, se aprecia el ladrillo en algunos desconchones.

Al interior la iglesia presenta planta de tres naves de igual altura, más ancha la central, cabecera recta y coro alto a los pies. Amplios arcos formeros en arco de medio punto sobre pilares toscanos separan las naves laterales de la central. Son obra de la reforma del siglo XVI, al igual que las bóvedas de crucería estrellada entre fajones apuntados que cubren la cabecera y el primer tramo de la nave. Los dos tramos de los pies lo hacen con bóvedas de cañón con lunetos producto de las obras barrocas del XVIII.

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En el tramo de los pies se levanta el coro. Además, en el muro del testero quedan restos de la primitiva fábrica del XIII en forma de arco apuntado doblado, actualmente cegado, en el lado del evangelio, así como la doble rosca apuntada del arco de la portada, ya vista anteriormente al exterior, que abría en el centro. Por último, y lo más interesante, una capilla en el lado de la Epístola que veremos en detalle en la página siguiente.

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Del arco alto destaca su voladizo que se sustenta sobre unas alargadas ménsulas al frente y dos grandes triangulares en los extremos. Estas últimas se decoran al frente con un motivo de lacería que genera formas poligonales irregulares a base de anchas cintas rellenas de puntas de diamante. Sobre fondo verde oscuro con algún resto de azul, las cintas van en dorado.

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La viga frontal que sustenta la tribuna del coro también va decorada al frente con motivos tallados policromados con los mismos colores. Incluyen motivos renacentistas con otros de influencia islámica: guirnalda, cadeneta y escamas de pez.