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IGLESIA DE SANTA MARÍA MAGDALENA (TARAZONA) |
ARTE MUDÉJAR EN LA CIUDAD DE TARAZONA (ver catálogo)
La iglesia de Santa María Magdalena conforma, junto al Palacio Episcopal, la que seguramente sea la estampa más fotografiada de Tarazona. Su esbelta torre sobresaliendo sobre los tejados de los edificios del “Cinto” enseguida llama la atención del visitante que se acerca a la ciudad. Aunque no hay ninguna constancia de ello, algunos estudiosos opinan que en su solar se levantó un primer templo visigodo con rango de catedral, que tras la conquista musulmana se convertiría en la mezquita mayor, justo enfrente de la Zuda que se ubicaba en el solar del Palacio Episcopal. Reconquistada la ciudad en 1119 por el rey Alfonso I el Batallador, se instituyó nuevamente a Tarazona como sede episcopal. Ahora bien, si no hay duda sobre los titulares de la diócesis desde el mismo momento de la conquista cristiana, no ocurre lo mismo sobre el lugar donde se ubicó esta Catedral. Lo único que conocemos es la generosa donación de sus bienes por parte de la turiasonense Teresa Cajal, madre de Pedro Atarés, para acometer las obras de una nueva catedral románica. A pesar de que se viene admitiendo que estas obras se realizarían en la ermita mozárabe consagrada como Catedral en detrimento de la iglesia de la Magdalena por estar “contaminada” por su uso como mezquita durante la dominación islámica, particularmente soy de la opinión que defiende Gonzalo Borrás, de que la nueva Seo se ubicaría en esa mezquita mayor, o sea, en la Magdalena. Hay que tener en cuenta que era costumbre admitida, y así se venía haciendo en todas las ciudades tras pasar a manos cristianas, el consagrar como Catedral la mezquita mayor. Ciñéndonos únicamente a tierras aragonesas, así se hizo en Barbastro, Huesca y Zaragoza, donde a pesar de haber dos iglesias mozárabes (Nuestra Señora del Pilar y de las Santas Masas) se elige la mezquita mayor como sede de la nueva Catedral, transcurriendo más de sesenta años hasta que comienzan las obras con la construcción de tres ábsides y una portada en estilo románico, por lo que no hacerlo así en Tarazona resulta, al menos extraño y prácticamente único, al menos en tierras aragonesas.
Este templo tardorrománico tendría planta de tipo basilical, que aún conserva, con tres ábsides en la cabecera y otras tantas naves, más ancha la central. De esta primitiva fábrica se conserva la triple cabecera y el cuerpo inferior de la torre. De la triple cabecera absidial, solamente el central presenta cilindro absidial visto. Los laterales son planos al exterior, a pesar de que, al interior los tres tienen forma clásica de tambor. El del lado sur, ocupado por la sacristía, queda enmascarado por las reformas de los siglos XVI y XVII, mientras que el del lado norte y una parte del central quedan ocultos por la balconada que corona la antigua puerta de Lizares. El cilindro absidial central se decora con sendas columnas contrafuertes, de las que solamente está a la vista la del lado sur. Se componen de tres columnas adosadas, más ancha la central, que se levantan desde un alto basamento hasta el alero, donde terminan en sencillo capitel. En el siglo XV se acometió una profunda reforma que afecto a las naves del templo, que se ampliaron y cubrieron con techumbre de madera de parhilera, como veremos cuando pasemos al interior. El aspecto que presenta hoy en día, con la nave central más alta que las laterales, se debe a una reforma llevada a cabo en el siglo XVII cuando, entre otras obras, se recreció esta nave. Toda la construcción es en ladrillo, exceptuando lo correspondiente al primitivo templo románico que lo es de piedra sillar. Jesús Criado Mainar y Mª Teresa Ainaga Andrés aportaban en un estudio que se publicó en 1997 en la revista de la Asociación de Vecinos “El Cinto” varias reseñas documentales sobre la construcción, que junto a los escudos episcopales que aparecen en la techumbre, permiten concretar la datación de la construcción entre 1409 y 1410. Dos de ellas tienen especial interés: la primera, fechada el 18 de marzo de 1409, hace referencia a la contratación de los hermanos Antón y Martín de Aguas por Juan de Moncayo, señor de Maleján y obrero de la iglesia, para fabricar cincuenta mil ladrillos del molde de Zaragoza; la segunda, con fecha 5 de julio de 1410, es una donación de 500 florines, hecha por el administrador apostólico Francisco Clemente, para la fábrica de la iglesia de la Magdalena. 2 La portada principal se sitúa en el tercer tramo de la nave norte, o del Evangelio. Siguiendo la tipología mudéjar de la época, abre en arco carpanel bajo otro en arco apuntado formado por dos arquivoltas aboceladas. Los arcos apean en pequeños capiteles de alabastro decorados con motivos vegetales. En el centro del tímpano hay una hornacina con una talla de la Magdalena. Toda la portada, excepto capiteles e imagen de la hornacina, está realizada con ladrillo, aplantillado para arcos y arquivoltas. 4 Se conservan de la misma época, tres óculos que sirven de iluminación a las capillas interiores. Abren dos a la izquierda de la portada, hacia la cabecera, y uno a la derecha. Los tres se cubren con yeserías de estilo gótico que desarrollan motivos foliados y lobulados que se completan con pequeñas flores en el primero de ellos. 7
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