Monasterio de San Antonio el Real de Segovia

Del exterior nos interesan las dos fachadas que en un ángulo de 90 grados se levantan recayentes a la C/ de San Antonio el Real: la de la iglesia, por donde accederemos al interior del Monasterio, y la del Convento a su derecha. En 1972 se recuperó el aspecto original de esta última que es el que hoy en día contemplamos. Se trata de una ampliación o adosado a la nave norte de la Casa del Príncipe durante las obras de reforma que hicieron las clarisas.

El muro es de mampostería con verdugadas y pilastras de ladrillo. En la planta baja abre una amplia entrada en doble arco carpanel de piedra caliza de sección abocelada que apea en columnas con basas y capiteles ochavados. Por esta portada se accede al zaguán de la portería, el torno y a la entrada a los locutorios. A su derecha, una segunda puerta accesoria, también en arco carpanel, que cierra con arco de ladrillo.

Lo más interesante de esta fachada lo encontramos en la galería superior. Consta de ocho arcos carpaneles que apean en columnas ochavadas sobre una cornisa de piedra decorada con perlas. Por su carácter plenamente civil, esta galería resulta extraña en un monasterio y se desconoce cuál pudiera ser su uso. Su nula utilidad fue la causa de que en el siglo XVIII se tapiase y redecorase para preservar la intimidad de la clausura.

2 3

Los arcos llevan decoración de tipo cordobés, a base de bandas alternas en blanco y rojo, mientras que las enjutas se rellenan con motivos, en los que priman los geométricos inscritos en círculos, que se completan en los laterales con caprichosas composiciones que llegan a adoptar formas de peces entrelazados, todo a base de cintas blancas ribeteadas en rojo sobre fondo oscuro.

A la izquierda del último arco del lado recayente a la iglesia se conserva un pequeño retazo de la decoración que debía de cubrir el muro de ladrillo, al menos en esta parte alta. Desarrolla un complejo motivo de lazo de ocho que da lugar a estrellas de ocho puntas y formas hexagonales, a base de cintas de color negro sobre fondo blanco. El mismo motivo cubre la cornisa en que remata la fachada y que sustenta el alero del tejado.